Tour virtual - 26. Capilla del Centro Parroquial - b. Madre del Amor Hermoso
D. Santiago Pilar
La Virgen, antes situada en el salón del Centro parroquial para presidir catequesis, conferencias y toda clase de eventos para la formación de los fieles, ahora preside el Oratorio destinado a los más pequeños para ayudarles en su primer encuentro con Jesús y su Madre. Al lado del Sagrario, donde mora Jesús, Dios y Hombre verdadero bajo las aparencias del pan, se halla una hermosa vidriera emplomada con el signo o señal del Espíritu Santo en forma de paloma. Este hermoso y bello oratorio es lo que hoy os brindo a contemplar.
La imagen de la Virgen, que lleva por título: Madre del Amor Hermoso, es tal vez la última de las obras del gran escultor José Luis Ferrer, dedicada a nuestra Parroquia. Tuvo como apoyo una imagen de la Virgen de un pueblo de Badajoz y que él mismo modeló de nuevo, con permiso del Párroco, para brindarnos este hermoso regalo. Bajo mi orientación cambió el ramo de olivo que llevaba entre sus manos y puso la Paloma en las del Niño que descansa dulcemente sobre el regazo de su Madre. Es el trono de esa Reina que supo brindar su carne para que ese Niño, Hijo de Dios, se formara en sus purísima entrañas y que ahora, Niño de dos años aproximadamente, nos regala esa Paloma, que es el Amor: el Espíritu Santo. Por eso lleva ese hermoso título: "Madre del Amor Hermoso". Nombre que la Iglesia ha querido en su Liturgia adjudicárselo a la Virgen. Paloma que descendió sobre él el día de su Bautismo. Día en el que se abrió por primera vez el cielo en la tierra y se reveló el gran Misterio de la Santísima Trinidad. Se oyó la voz del Padre: "Este es mi Hijo, muy amado. Escuchadle". El Hijo, bautizado en las aguas del Jordán y el Espíritu Santo, posándose sobre él en forma de Paloma.
La Virgen, aparece sentada como Madre en un hermoso trono manifestando su señorío, encanto y grandeza maternales.Sobre sus manos descansa su Niño quien lleva entre las suyas la Paloma. Normalmente en las imágenes de la Virgen aparece en una de sus manos lo que muestra y en la otra lo que ofrece, como en el frontal de altar que guardamos en la Parroquia de la Virgen de la Paz. En una de sus manos muestra a su Hijo, por algo es Madre, y en la otra una llave, que cierra simbolicamente la puerta de la ciudad de Toledo y que entrega a sus hijos para que la guarden y custodien. En ésta no; son sus manos las que nos muestran y entregan a vez el Espíritu Santo que es Amor y a su Hijo, Hijo de Dios e Hijo suyo quien lleva en las suyas la Paloma. Él la llamaría "Madre" tantas veces... y ella le respondería: "Hijo mío, qué quieres"? Diálogo entre Madre e Hijo que no se ha interrumpido jamás. Ella sigue siendo Madre y él su Hijo.
La firma del escultor, aparece en uno de los laterales del sillón del trono. Firma que puso por indicación mía. Ninguna de sus obras la lleva.
Como él mismo me decía: "No hace falta firmar, la misma obra que realizo es mi firma".
El rostro de esta Virgen es, en mi opinión, uno de los rostros más bellos que podamos contemplar en la tierra. La delicadeza y dulzura de su cara tan acogedores; la ternura, la amabilidad y el amor de Madre reflejados en su rostro son verdaderamente admirables. Mirarla detenidamente y contemplarla no puede uno menos de quererla y decirle todos los elogios y piropos que un hijo pueda decir a su madre. Ese rostro maternal de María es lo primero que los ojos de Jesús, al abrirlos a esta tierra, vieron y contemplaron, como todo niño cuando nace descubre y ve el rostro de su madre. Ese rostro, esa faz, esa cara serán imborrables a largo de su vida, como lo son también para nosotros el rostro de nuestras madres. No me extraña que los santos que la han querido tanto no se cansen de decirle piropos o jaculatorias bellísimas y hermosas. Por qué tú y yo no nos vamos a atrever a decírselas? Es tu Madre, nuestra Madre. No te sonrojes de decirle requiebros de amor que, dichos ante los hombres, no te atreverías tal vez a pronunciarlos. Ella sí los oye y la encantan que se los digas como a toda madre cuando vienen de sus hijos.En la tierra nuestras madres nos enseñaron a pronunciar la palabra "madre" y se la hemos repetido montones de veces a lo largo de nuestras vidas. Llámala también tú a la Virgen: "Madre", en el camino de tu vida como los niños acuden siempre a sus madres, en especial cuando necesites algo. Que ese nombre "Madre" aflore siempre de tus labios como algo que llevas grabado en tu corazón. Sentirás siempre su ayuda y en su regazo maternal podrás secar tus lágrimas, descansar y dormirte entre sus brazos como niño en brazos de sus madre.
También sobre sus hombros lleva un precioso manto, estucado en oro, de una finura y elegancia exquisitas, hecho con un amor que sólo Dios y su Madre conocen. Como Reina y Madre de misericordia, nosotros, sus hijos, quisiéramos estar, secar nuestras lágrimas, sentir los latidos del su Corazón, dormir, descansar y morir siempre en ese regazo. Gracias,Jesús, por habernos dado a tu Madre. Enséñanos a amarla, a quererla como tú la quieres. Estar con ella y contemplar su rostro para siempre como tú. Gracias Jesús por ese regalo tan precioso y gracias a tí, Madre, por querernos tanto sin mecerlo.